El Tipo en la Ciudad de Bos'on

I


El Tipo deambulaba por un largo trecho asfaltado. Una figura en un horizonte grisaceo, marrón y azul. Vestía con los despojos del camino: trapos de colores, botas de cuero, un gran macuto y un sombrero bien grande. Nadie entendía las carreteras como él en el Mundo-Lejano. A su alrededor nada más que ruinas y escombros gigantescos. En la entrada de dichas ruinas, un cartel de un verde quemado y desgastado daba la bienvenida a la ciudad de "Bos'on". No había nadie en Bos'on. 

Su trabajo: repartir cartas y mensajes a quien pudiera pagar el trayecto. El contenido no importaba. El agua...era otra cosa, eso importaba tanto como el hambre. Tenía la boca seca, más seca que el yermo de Arizona. Algunos de los edificios que rodeaban la carretera, por suerte, ofrecían cierto cobijo del azotador golpe de ambos soles. Nada era como antes y, a veces, El Tipo incluso tampoco podía recordar ese tiempo anterior. Antes era difuso y lo único certero era el presente. Lo único seguro era que se encontraba a millómetros de casa, de Joanna y de los valles de Canán.

Uno de los edificios en ruinas en el camino llamó su atención. Se detuvo un momento, llevando su mano derecha a la funda de una de sus pistolas. El edificio en cuestión era blanco, afilado y acabado en una larga cruz. Una Ilesia, donde se adoraba al Gran Niño Jesús. Había visto algunas en sus anteriores travesías. Uno de esos lugares donde la gente de por aquel entonces practicaba rituales y se juntaba para cantar canciones. Esta Ilesia no iba a ser muy distinta de las otras: bancos repletos de cadáveres esqueléticos, copas de oro en sus manos, y una decoración cuestionable. En las pinturas de las paredes, pequeños niños regordetes volaban portando banderas y cañones dorados. Un niño melenudo sonreía, como quien sabe algo que no sabes, en todas esas imágenes y pinturas. El melenudo debía ser el GNJ. Parecía niño, aunque no parecía particularmente Grande. El Tipo desvió su mirada hacia una zona elevada del amplio edificio. En la elevación se encontraba un cadáver, fresco y reciente, con su mochila intacta.

El Tipo se acercó con pies de plomo, con la mano todavía lista para desenfundar. Sus botas de cuero impactaron en el suelo de la Ilesia, levantando un polvo verde en la sala. El cadáver reciente vestía como un mercader: ropa cómoda, mochila generosa y un cuchillo todavía enfundado en su cinturón. El Tipo sabía que nadie más lo iba a necesitar (después de todo la ciudad estaba vacía) y el cadáver...desde luego que tampoco. Se agenció el cuchillo y lo examinó. "Nada de sangre y en buen estado, una ganga". En la mochila del fiambre encontró comida bien conservada, además de un par de frutos secos y alguna que otra cantimplora en buen estado. El Tipo decidió desayunar allí mismo, en las escalerillas de la Ilesia, junto al anterior dueño de ese manjar. Delicioso. Es lo que debía pensar si no quería una indigestión. Miraba al techo de la Ilesia mientras devoraba los frutos secos, acompañándolos de tanto en tanto con agua. Había escuchado a algunos predicadores en el Mundo-Medio hablar de dichas Ilesias: eran el portal hacia el más allá, otro mundo lejos de todo conocido, donde todo estaba cerca, lleno de vida y manjares. La gente de la Ilesia no había conseguido nada de ello. Eran una panda de nigromantes. Los más afortunados perecían en la misma Ilesia después de beber la sangre del Gran Niño. Los desafortunados simplemente se dedicaban a deambular eternamente los desiertos del Mundo-Lejano. El Tipo había visto algunos, aunque eran en su mayoría indefensos seres poco sociables. Habían desaprendido todo lo humano, profiriendo insultos, graznidos o bailes macabros.

Estaba muy lejos de las praderas de Canán y todavía más lejos de Joanna y de todo tipo de lujo. En el Mundo-Lejano todo era así: aburrido y eterno. Un horizonte inmenso. Bos'on no era nada nuevo y, aunque parecía que antaño contenía ríos, canales y vida, ahora era otro secarral más. Todo se fue al garete con el paso del tiempo, los soles y las lunas. Así pues, con cantimploras nuevas y un pelín más de comida, El Tipo abandonó la Ilesia y también Bos'on, en dirección Este. Se alejaba más de Mundo-Medio y Mundo-Interno. Sus pasos reanudaban poco a poco su marcha habitual, al ritmo de una vieja canción que sonaba en su cabeza en bucle. El cielo no tenía nube alguna y los soles brillaban en su máximo esplandor...

TO BE CONTINUED

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Buenas, queridas lectoras. Voy a empezar a soltar aquí mis mini relatos e ideas bizarras. Hay algo que no os he contado: adoro los juegos de rol.. o quizá adoro el worldbuilding que conllevan. La cuestión es que uno, que es un adulto funcional, tiene muy poco tiempo para juegos en general. Así pues, he decidido escribir algo, una partida que jamás ocurrirá en un mundo de mi invención. ¿Me acompañáis en las aventuras de El Tipo por los Mundos?

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