Ouranie y Hebe

 We are the Life, we are the light
We are the envy of the gods above
- The Cult of Dionysus, THE ORION EXPERIENCE

  • Ouranie y Hebe; hermanas separadas. Una, Ouranie, está en el cielo; la otra, Hebe, estancada en el barro. Muy a menudo, Ouranie extiende su brazo con la intención de rescatar a su hermana. Hebe, cegada por el pánico, ignora el brazo que ofrece Ouranie. La hermana celestial ofrece su ayuda, pero nunca lo logra. Hebe se esfuerza, inútilmente, en escapar del barro (y se hunde más y más y más...). Quizá, con el barro hasta su barbilla, algún día Hebe llegue a entender que repetir siempre el mismo acto erróneo le aleja más y más de la salida. Por ahora, Hebe zarandea los brazos e inclina su cuerpo hacia delante: inútil. Por su parte, Ouranie no puede hacer otra cosa que esperar y observar a su hermana. Las dos hermanas llevan así siglos...

Se suele decir que el ser humano nació del barro. Podemos imaginar a un demiurgo moldeando al primer humano, como si de una escultura se tratara, empleando los mejores materiales posibles. Opino lo contrario. El demiurgo creó al humano mediante el barro, algo común y muy simple en nuestro entorno. El barro ató al humano a este plano físico e imperfecto. En este sentido, todo intento de elevarse al demiurgo (o al logos, a un Todo, al Uno...) supone un ejercicio y un esfuerzo constante. Un ejercicio. El barro mismo, nuestra esencia misma, nos impide elevarnos y formar parte de algo más grande y superior. Nos encontramos solos y sin posibles intervenciones externas. 

  • Cada acción, cada nuevo intento, permite una nueva mejora y un pequeño (o gran) paso. Hebe ha descubierto cómo mantenerse estable. El siguiente paso requiere de todo su ingenio, agilidad y fuerza. El tiempo apremia (y ahorca). Hebe debe buscar la huida desde este nuevo equilibrio. Algún día logrará huir del barro...  

Resulta complicado negar que nos encontramos solos en el barro, anclados a la tierra y sin posibilidad de elevarnos. Abandono: nuestra situación de origen. Muchos pensadores han dicho ya eso mismo. Es decir, es una creencia común afirmar que estamos solos (abandonados) en este plano, no hay nada más que gente atrapada en el barro. Es divertido ver también que hay gente que, incluso en el barro, desconfía de su vecino y evita la ayuda. En estos tiempos en los que "Dios ha muerto" tan solo nos tenemos los unos a los otros. Por desgracia, Hebe no tiene nadie a su alrededor, nadie que pueda ayudarla realmente a escapar. Es un caso único: abandonada, sin la ayuda de Ouranie ni de los Dioses. Tan solo se tiene a sí misma.

Hace tiempo pensé que debía existir una forma de elevarse, de aspirar a algo más. La lectura de los "clásicos" me ofrecía ideas bellísimas, pero en pocas ocasiones veía un paso a la práctica, a lo real y fáctico. Platón siempre hablaba del Bien, del mundo de las ideas y de almas: de elevarse, en definitiva. Luego Aristóteles traía esas ideas al mundo físico, y para él elevarse era más bien ser un buen ciudadano y ser virtuoso (a él le debemos la grandiosa Ética). Así, podríamos trazar una cadena infinita en la que veríamos, según miles de autores, cómo debe uno elevarse, cómo debe uno mejorar e impulsarse, cómo actuar... La cruda realidad es que seguimos anclados y no tenemos noticia alguna de una posible mejora. Existe lo real y el resto de cosas son nuestras representaciones. Únicamente existe el presente y no habrá fiestas o banquetes posibles que nos acerquen a algo superior. ¿Cómo podríamos "elevarnos"? Particularmente, me gusta la idea del ejercicio espiritual. Ejercicio espiritual: poner en práctica una filosofía teórica, escribir, tener cuidado de uno mismo, dialogar y tratar con los demás, meditar... Práctico y espiritual, terrenal y espiritual. En cierto modo hablo de un modo de vida, algo perdido y olvidado en el tiempo que deberíamos recuperar. Todo ejercicio espiritual debe ser practicado diariamente, como podría ser un mantra, con el fin de ser uno mismo, de encontrarse completo y entero en aquello cotidiano. Sócrates fue él mismo, lleno y completo, hasta las últimas consecuencias (y por ello será recordado y admirado). Del mismo modo, la joven Hebe debe ser completamente ella para poder escapar, una fusión mente-cuerpo.

  • Hebe pone todo su empeño y se arrastra fuera del barro. Ve ahora el brazo de Ouranie y se agarra. Juntas, Ouranie y Hebe, crean un nuevo ente: nosotras. No existe distinción en ese nosotras. Armonía con la razón universal, con el ser de las cosas, con los engranajes del cosmos. Re-flexión sobre ellas mismas, como una suerte de ying-yang que mantiene el equilibrio en sí (y en torno a sí). Prenden y comprenden el mundo. Se hermanan, al fin, en una sola. Son felices y nada más puedo decir sobre todo ellas.

¿Es eso posible? A menudo me pregunto si se podría escapar siquiera del barro. Y, aun así, una vez fuera...¿hacia dónde me dirijo? ¿Cómo sabré que mis pies emprenden el camino correcto? ¿Será un "paso" o más bien un salto de fe? ¿Qué espera allí fuera? No deseo nuevos ojos, ya me gusta cómo son. No deseo nuevas piernas, ya me gusta recorrer el mundo con ellas. Desearía poder ver las cosas tal y como son. El día en el que salga del barro espero ver una mano que me invite a ser universal.

FIN

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A menudo escribo cosas sin sentido. Leo en voz alta el texto, intento no dar por sentado nada y...en general, intento descifrarme a mi mismo para ti, lectora. Dudo de mi mismo MUCHAS veces. El título de esta entrada cambió por lo menos 15 veces (primero Meditación, luego Ejercicio Espiritual...). Quería un ensayo y, al final, se convirtió en cuento/ensayo. Podría resumir todo esto en lo siguiente: ejercicio espiritual. Para mi, es un modo de plasmar mi pensamiento, de mejorar mi escritura (que jamás estará completa) y de dejar algo en el gran espacio cibernético. No es gran cosa, pero espero que a alguien le guste esta reflexión o bien le invite a pensar sobre ello y sobre cómo elevarse... ¡Un saludo!

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