Atado al cuello

Deberíamos pudrirnos:
caer en pedazos y marchitar.
No hay necesidad alguna de:
crecer, evolucionar y mutar.
¿Y si me quedo como estoy?
¿Hay algo de malo en ello?
Quizá realmente la vida me arrastra
(atado al cuello, cuál perro).
Hoy salí de casa queriendo morir,
pensando en ello seriamente...
mas ahora sólo deseo que el mundo
pare y todo se detenga.

¡Vida, deja que mis manos te ahoguen y mírame:
nunca seré tu esclavo! ¡No giraré más a tu ritmo!
¡No vibraré más con ansias y nervios! 
Dueño del destino.
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¿Has sentido alguna vez que la vida se mueve muy deprisa? Nuestra solución suele ser retirarnos a algo que entendemos por tranquilo (esto va por todos vosotros, fans de Walden). Entendemos que el ruido de la vida se detendrá si nos alejamos de donde solemos realizar esta vida. Pero, ¿realmente es una verdadera solución? El campo y la montaña, pese a su preciosa fauna, también puede ser un lugar muy ruidoso.

Claro, siempre podrás tener un primer momento de maravilla y sorpresa. Thoreau también lo pasó; lo que empezaba como un experimento para él, acabó convertido en una experiencia agradable. Eso sí, después de escribir Walden, Thoreau volvería a la gran ciudad y al bullicio...

Muchas veces el problema reside dentro nuestro. La vida no es ruidosa; "la vida es". Ella está allí fuera, y nosotros aquí dentro...aquello que llamamos mente, más ruidoso que el metro en hora punta. ¿Por qué no tomar las riendas de todo esto? ¿Podemos tornar este ruido molesto en melodía? ¿Podemos dejar de ser arrastrados por el carro de la vida y andar junto a él? En esto debo dar la razón a Marco Aurelio: seamos conscientes de lo que podemos controlar y aquello que no.  

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